Ingrid Bergman
Ingrid Bergman, que hablaba cinco lenguas, interpretó cuarenta y seis películas y una docena de obras teatrales. Tuvo tres maridos y cuatro hijos. Y fueron estos hijos los que le pidieron que contase su vida con total y absoluta sinceridad. Ingrid nos cuenta mil anécdotas, graciosas e intencionadas, sobre su vida de actriz, de esposa y de madre. Y no oculta nada del gran escándalo provocado por su relación con Roberto Rossellini. En la puritana Norteamérica de los años cincuenta Ingrid representaba, sin maquillaje ni sofisticación, con sus zapatos planos y su falda de tweed, con su vida sin misterio, la mujer joven, sana e intachable. Cuando se supo que dejaba marido e hija para unirse en Italia con el marido de Marcella De Marchis, y amante de Anna Magnani, la reprobación –particularmente en Suecia y en Estados Unidos– alcanzó extremos pintorescos. De la noche a la mañana, la actriz sueca pasó de ser un ángel a ser un monstruo de amoralidad. Hasta un senador se levantó en el Congreso americano para increparla. Diez años más tarde, Ingrid recobró su felicidad tranquila con Lars Schmidt, su tercer marido. Y regresó a los Estados Unidos, donde volvió a imponerse muy pronto y recibió el Oscar por Anastasia. En 1978 alcanzó la cima más alta de su talento interpretativo con la película de su compatriota Ingmar Bergman Sonata de otoño.