Louise Brooks
Louise Brooks (Cherryvale, Estados Unidos, 1906-1985) era única. Un personaje enigmático, una mezcla de sofisticación, elegancia, donaire, inteligencia e insolencia. No era la más guapa, esbelta o exhuberante, pero sí era terriblemente fotogénica y representaba a la perfección el atractivo que demandaba la epoca. En sus memorias, Louise Brooks recuerda cómo dejó su casa de Kan sas, cuando contaba quince años, para estudiar danza en Nueva York con Ruth St. Denis, Ted Shawn y Martha Graham, y cómo se convirtió de la noche a la mañana en el cen tro de la bulliciosa sociedad neoyor quina, que iba a mostrar cierto rece lo hacia su inteligencia y su serie dad: «Ser culta», descubriría poco después, «no era exactamente indis pensable para convertirse en una neoyorquina sofisticada». También cuenta sus continuas batallas con los productores de Hollywood, inca paces de aceptar su independencia y de entender sus aspiraciones pro fesionales: «No son precisamente mi belleza y mi atractivo las cualidades en que quisiera ver basado mi éxito.» Entre otras muchas anécdo tas, la autora rememora cómo una sobrina de Marion Davies, Pepi Lederer, abrumada por la celebridad de Marion y por la ilimitada fortuna de William Randolph Hearst, prota gonizó una vida y un suicidio más